Según las historias que cuentan los pobladores de la bella ciudad de Esmeraldas, “La Tacona” es un personaje fantasmal de una mujer que recorre cantinas y bares que frecuentan hombres a los que les gusta la bebida y no tienen respeto por las mujeres.
Según cuenta la leyenda, en Esmeraldas, hubo una bella joven que tenía el cabello rubio, ojos color verde y una esbelta figura. La muchacha era dulce e ingenua, confiaba en las personas y le gustaba pasear cerca de la playa hasta el atardecer.
Una noche sin luna, cuando todo estaba oscuro, caminaba de vuelta a su casa despreocupadamente. En el momento en que llegó a una calle angosta, sintió la presencia de alguien que la seguía, ella apresuró un poco el paso, pero su perseguidor se le adelantó. La acorraló y la tomó por la fuerza, sin importarle las súplicas de la joven que pedía, que la dejara ir.
Después de este traumático suceso, la jovencita llegó a su casa. Su vestido blanco estaba lleno de tierra, su rostro pálido y aún temblaba por el horror de lo que le pasó.
La Tacona decidió dar una lección a los hombres lujuriosos
Mientras se bañaba, pensó que nunca más permitiría que ningún hombre le hiciera daño. Se miró al espejo y decidió maquillar su rostro, se puso en vestido rojo y unos zapatos de tacón muy alto, arregló su cabello con flores y se perfumó. Salió de su casa deslumbrante y a cada paso que daba todos quedaban impactados con su belleza.
Poco tiempo más tarde, llegó a una caverna, en ese lugar había hombres que bebían sin parar. Todos admiraron la belleza de la joven y empezaron a llamarle la “Tacona” por su llamativo calzado. Ella se sentó y decidió tomar un poco para aliviar el sufrimiento que tenía en su corazón. Muchos de los hombres intentaron acercársele y bailar con ella, pero fue uno el elegido por la “Tacona”. Este apuesto joven bailó con ella toda la noche y cuando ya tenía cierta confianza le pidió a la muchacha que se fueran a la playa para estar solos.
Al momento en que llegaron junto al mar, el hombre empezó a abrazarla y trató de propasarse con ella. La besó a la fuerza y cuando abrió los ojos, .miró con espanto que el rostro de la bella chica, en realidad era un cadáver putrefacto.
En cuanto se recuperó del susto, empezó a correr con todas sus fuerzas sin ninguna dirección. Finalmente estaba muy cansado y se dio cuenta que había llegado a un cementerio y que una de las lápidas tenía el nombre de la joven con la que había estado hace pocos instantes.
Su atacante la visitó en la tumba
Con el pasar de los años, el hombre que intentó aprovecharse de la Tacona, volvió al cementerio, hasta la tumba de la mujer que conoció cuando eran jóvenes. Se arrodilló y le dirigió una sentida plegaria, le pidió perdón por el daño que le hizo y finalmente le agradeció de todo corazón, porque el encuentro que tuvieron le ayudó a ser un hombre bueno, a respetar a todas las mujeres y a encontrar una buena esposa con la que era muy feliz.
En el momento que finalizo sus oraciones, sintió que alguien tocaba su hombro y una voz muy suave pero lejana le decía “Eso era lo que quería oir”, al regresar a ver, solamente vio que se aljaba la silueta de una mujer con vestido rojo y zapatos de tacón alto.