En el antiguo Quito colonial, en el barrio de La Loma Grande, separado de la ciudad por un arco de arquitectura española, se encuentra una plazoleta redonda al final de la calle, conocida como la «Mama Cuchara» por su similitud con el utensilio de cocina.
En una casa junto a esta plazoleta vivía Brígida de los Dolores Santillana, cuya belleza cautivaba a todos los chicos y hombres de la ciudad. Brígida, aficionada a la literatura, solía escribir poemas sentada bajo un gran árbol de tomate, mientras lucía elegantes medias rosas que realzaban sus piernas, atrayendo las miradas de los estudiantes del Liceo Santo Tomás.
El comportamiento de Brígida generaba críticas entre los vecinos debido al escándalo que provocaba en la ciudad de San Francisco de Quito. Su padre, Don Jervacio Santillana, le aconsejaba adoptar una actitud más acorde con las mujeres de la época para conseguir un buen marido.
Por las noches, los estudiantes se congregaban en el alto muro de la casa de Brígida para darle serenatas, disputándose el derecho de impresionarla. Las peleas por su atención eran comunes y el escándalo resultante se oía por toda la ciudad.
Brígida, disfrutando de la atención, ideó un concurso para su entretenimiento. Una tarde, luciendo sus últimas medias llegadas de París, desafió a sus admiradores a escribir un poema que aludiera a su persona y a su querido árbol de tomate. Los poemas debían ser lanzados atados a una piedrecilla y ella los atraparía. Solo los acertados serían considerados.
El concurso atrajo a una veintena de chicos, quienes acudieron a Luis Rañón, un zapatero conocido por su habilidad para crear buenos poemas. Cada uno le pagó una peseta por su obra. Tres días después, seis jóvenes lograron entregar sus poemas: Miguel Alvarado, Juan de León, Justo Suárez, Ramón Borja, Jaime Moya y Antonio Fraga. Al leer el último poema, una sonrisa se dibujó en el rostro de Brígida, anunciando a Antonio Fraga como ganador.
Poema ganador
Te dio Venus mil favores,
Brígida de los Dolores.
Te dio perlas en tu boca de corales
y unas piernas imperiales.
Oh, mi virgen del tomate,
todo ello es mucho acicate
a quien desde abajo mira,
dulce encanto que se admira.
Sobre un árbol de tomate,
quiera el cielo que no mate
de amor a incautos galanes
que sufren tantos afanes
y están locos de remate
por la virgen del tomate.
Con el tiempo, la «Virgen del Tomate» desapareció del árbol habitual, para disgusto de los estudiantes de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y tampoco se vio a Antonio Fraga. Una tarde de mayo, mientras Brigida y su madre iban a la iglesia de Santo Domingo, Brígida regresó a su casa a buscar su rosario y nunca más se la volvió a ver. Días después, Antonio apareció en la universidad preguntando por ella, solo para descubrir que sus padres la estaban buscando.
La tragedia se reveló cuando una muchedumbre llegó desde la quebrada del Censo en el río Machángara, donde encontraron las piernas de una chica con medias rosadas, pertenecientes a Brígida de los Dolores. Desde entonces, se cuenta que, a finales de mayo, las fantasmagóricas piernas de Brígida aparecen en el árbol de tomate en la casa al final de la calle de la Mama Cuchara en el barrio de La Loma Grande.
Leyenda de La Virgen del Tomate - Resumen
La autora de esta poco conocida leyenda es Laura de Oleas, aqui un resumen:
En el histórico barrio de La Loma Grande en Quito colonial, se levanta una plazoleta conocida como la «Mama Cuchara». En este pintoresco rincón, vivía Brígida de los Dolores Santillana, una joven cuya belleza deslumbraba a toda la ciudad. Su afición por la poesía y su costumbre de escribir bajo un árbol de tomate, mientras lucía elegantes medias rosas, la convirtieron en la musa de los estudiantes de la universidad Santo Tomás de Aquino.
El barrio, envuelto en murmullos, criticaba el revuelo que causaba Brígida. Su padre, Don Jervacio Santillana, le aconsejaba adoptar una actitud más recatada para encontrar un buen marido. Sin embargo, Brígida disfrutaba de la atención y organizó un concurso literario, desafiando a sus admiradores a lanzar poemas atados a piedrecillas hacia ella, prometiendo un premio al mejor escrito.
Seis jóvenes destacaron, pero fue Antonio Fraga quien ganó el concurso. Poco después, Brígida desapareció misteriosamente. Su ausencia y la de Antonio llenaron de rumores la ciudad. Días más tarde, las piernas de una chica con finas medias rosas fueron halladas en la quebrada del Censo, identificándose como las de Brígida.
La leyenda de «La Virgen del Tomate» perdura, contando que cada fin de mayo, las piernas de Brígida aparecen de manera fantasmal en el árbol de tomate de la casa de la Mama Cuchara. Este relato, lleno de misterio y romance, forma parte del rico folclore de Quito colonial.
Personajes principales
- Brígida de los Dolores Santillana: Una hermosa joven amante de la poesía y la literatura. Su belleza y sus elegantes medias rosas atraen a los estudiantes del Liceo Santo Tomás.
- Don Jervacio Santillana: El padre de Brígida, preocupado por su comportamiento y deseoso de que adopte una actitud más recatada.
- Antonio Fraga: Un joven estudiante que gana el concurso de poesía organizado por Brígida.
- Luis Rañón: Un zapatero con talento para escribir poemas, a quien los jóvenes recurren para participar en el concurso.
- Madre de Brígida: Una mujer preocupada por la seguridad de su hija y los posibles peligros que enfrenta debido a su comportamiento.
- Miguel Alvarado, Juan de León, Justo Suárez, Ramón Borja, Jaime Moya: Los otros jóvenes estudiantes que participan en el concurso de poesía.
- Vecinos del Barrio: Habitantes de La Loma Grande que observan y comentan las acciones de Brígida y los estudiantes.
Obra de teatro para niños de la leyenda la virgen del tomate.
Acto 1: La Plaza de la Mama Cuchara
(La escena muestra una plazoleta redonda con casas alrededor y un gran árbol de tomate en el centro. Los vecinos están reunidos, murmurando.)
Vecino 1: ¿Has visto a Brígida hoy? Está sentada bajo el árbol de tomate otra vez.
Vecino 2: Sí, y los chicos del Liceo Santo Tomás no la dejan en paz. ¡Es todo un escándalo!
(Entra Brígida, con un cuaderno y una pluma, sentándose bajo el árbol de tomate. Los estudiantes se agrupan a una distancia prudente, admirándola.)
Brígida: (Escribiendo en su cuaderno) ¡Qué día tan hermoso para escribir poesía! El viento me inspira y este árbol de tomate es mi musa.
Miguel: (Susurrando) Mira esas medias rosas, ¡es la más bella de todas!
Juan: ¡Shh! Si nos ve, se irá.
(Entra Don Jervacio, con semblante preocupado.)
Don Jervacio: Brígida, hija, deberías comportarte como una señorita. Esto no es adecuado.
Brígida: (Sonriendo) Padre, la poesía y la belleza son mi pasión. ¡Mira cuántos admiradores tengo!
Don Jervacio: (Suspirando) Solo espero que encuentres un buen marido. Ahora, por favor, vuelve a casa.
Brígida: (Con una idea) ¡Tengo una idea! Organizaré un concurso de poesía. El ganador recibirá mi atención especial.
Acto 2: El Concurso de Poesía
(La escena cambia a una tarde en la plazoleta. Brígida, con sus medias rosas nuevas, anuncia el concurso.)
Brígida: ¡Atención, chicos! Hoy tendrán la oportunidad de ganar mi corazón con sus poemas. Lancen sus versos atados a piedrecillas hacia mí. ¡El mejor poema será premiado!
(Los jóvenes estudiantes, incluyendo Miguel, Juan, Justo, Ramón, Jaime y Antonio, se preparan nerviosos.)
Luis Rañón: (A un grupo de estudiantes) Aquí tienen sus poemas, chicos. ¡Buena suerte!
(Los estudiantes lanzan sus poemas. Brígida recoge seis de ellos.)
Brígida: (Leyendo los poemas) ¡Qué hermosos versos! Pero solo uno puede ganar. (Recita el poema)
Te dio Venus mil favores,
Brígida de los Dolores.
Te dio perlas en tu boca de corales
y unas piernas imperiales.
Oh, mi virgen del tomate,
todo ello es mucho acicate
a quien desde abajo mira,
dulce encanto que se admira.
Sobre un árbol de tomate,
quiera el cielo que no mate
de amor a incautos galanes
que sufren tantos afanes
y están locos de remate
por la virgen del tomate.
(Hace una pausa) Antonio Fraga, tu poema es el mejor. Ven aquí.
Antonio: (Emocionado) ¡Gracias, Brígida!
Acto 3: El Misterio de la Desaparición de Brígida
(La escena cambia a una tarde en el barrio. Brígida y su madre se preparan para ir a la iglesia.)
Madre de Brígida: Brígida, apúrate. Vamos a llegar tarde a la iglesia.
Brígida: (Corriendo de vuelta a la casa) Solo un momento, madre. Olvidé mi rosario.
(La madre se va y Brígida desaparece. Días después, los vecinos se agrupan en la plaza, murmurando con preocupación.)
Vecino 1: ¡Han encontrado las piernas de una chica en la quebrada del Censo!
Vecino 2: ¡Llevaba medias rosas! Era Brígida.
(Antonio entra en escena, consternado.)
Antonio: ¿Dónde está Brígida? ¿Qué ha pasado?
Vecino 1: Nadie lo sabe. Se dice que su espíritu aparece en el árbol de tomate cada fin de mayo.
Acto 4: El Espíritu de Brígida
(La escena final muestra el árbol de tomate en una noche de fin de mayo. Luces tenues y efectos de sonido crean una atmósfera misteriosa.)
Vecino 1: Mira, ahí están. ¡Las piernas de Brígida!
Vecino 2: Dicen que es su espíritu, buscando justicia o paz.
(Las luces enfocan las medias rosas en el árbol de tomate, creando una imagen fantasmal.)
Narrador: Así termina la leyenda de la Virgen del Tomate. En el barrio de La Loma Grande, su espíritu sigue vivo, recordándonos la historia de amor y tragedia de Brígida de los Dolores Santillana.
(Todos los personajes se alinean en el escenario y saludan al público.)
Todos: ¡Gracias por venir! ¡Esperamos que hayan disfrutado de nuestra historia!