En las alturas del Cerro Huacay-ñan (camino de llanto), al este de la provincia del Azuay, estaban dos hermanos que habían logrado escapar del diluvio.
Contemplaban, llenos de asombro, como avanzaban las aguas del mar, convertido en un solo lago; llovía sin descanso y las aguas reflejaban el cielo, el sol, la luna y las estrellas. También morían los hombres, los animales, las plantas, hasta las aves que no encontraban ya donde posarse.
Quien escribió la leyenda del origen de los Cañaris
Federico González Suárez realizó un libro sobre la cultura del pueblo cañari llamado «Estudio histórico sobre los Cañaris, antiguos habitantes de la provincia del Azuay»; publicado el 1 de septiembre de 1878.
En el capítulo tercero titulado «Historia de los Cañaris» está descrita la leyenda, a continuación mostramos una transcripción del texto original.
Texto original del origen de los Cañaris (Transcripción)
Los Cañaris conservaban una tradición antigua acerca de su origen, en la cual no deja de encontrarse un fondo de verdad y una como reminicencia confusa y lejana de hechos bíblicos, mezclada con fábulas y supersticiones puramente locales. Decían, pues, que en época muy remota había estado poblada toda la provincia del Azuay; pero que todos los habitantes que entónces existían habían perecido en una inundación general que cubrió toda la tierra. En el origen de los tiempos, la raza humana se vió amenazada por una formidable inundación y sólo dos hermanos fueron los únicos que se salvaron en la cumbre de una montaña llamada Huacay-ñan ó camino del llanto en la provincia de Cañaribamba: lasólas de aquel diluvio mugían en torno de los dos hermanos; más, á medida que se levantaban las aguas, la montaña se iba levantando también sobre ellas, sin que llegara á ser cubierta, por haber alcanzado á tener una altura considerable. Cuando con la diminución de. las aguas hubo pasado ya el peligrosos dos hermanos se vieron solos en el mundo; pronto consumieron los pocos víveres que les habían sobrado y, para procurarse otros, los salieron á buscaren los valles vecinos; más, ¿cuál no sería su sorpresa al encontrar de vuelta á la cabaña, que habían edificado, listos y aparejados por manos desconocidas manjares, que ellos no esperaban? Al cabo de algunos dias, durante los cuales no había cesado de repetirse la misma escena, deseosos de descubrir aquel misterio se convinieron en que uno de los dos se quedaría oculto en la cabaña, puesto en acecho, para sorprènder aquel enigma, miéntras iria el otro, como de costumbre, á buscar alimento. Como lo habían acordado, así lo pusieron por obra: cuando hé aquí que el que estaba escondido vé entrar de repente en la cabaña dos papagayos con caras de mujer, los cuales prepararon inmediatamente el maíz y las demás viandas que debían servir para la comida. Así que descubrieron al que estaba oculto, las dos aves alzaron el vuelo para huir; más no lo hicieron con tanta ligereza que no alcanzase á apoderarse de una de ellas, con la cual se desposó y de este matrimonio nacieron seis hijos, tres varones y tres mujeres. Estos á su vez se desposaron entre ellos y de sus familias tuvo origen la nación de los Cañaris que poblaron la provincia del Azuay y tuvieron siempre por los papagayos grande veneración.