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Leyenda cuencana | El perro encadenado

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La leyenda cuencana, del perro encadenado, nos cuenta la forma en que se utilizaban las leyendas para mantener buenas conductas en las sociedades que empezaban a nacer.

Al inicio, cuando nacía la ciudad de Cuenca, las principales autoridades eran religiosas y a través de las enseñanzas bíblicas buscaban conseguir el buen comportamiento de los ciudadanos.

Cuando esto no funcionaba, tanto religiosos como padres, recurrían a leyendas tenebrosas, que era una manera de infundir temor en chicos y grandes. De esta manera, surgió la historia que vamos a relatar a continuación.

Leyenda «El perro encadenado»

Por las calles de los barrios cuencanos, se podía escuchar pesadas cadenas que se arrastraban. Según contaban los que habían tenido la mala suerte de mirar a este monstruo, era el mismo diablo.

El monstruoso animal, era un enorme perro que tenía grandes cuernos y ojos de los que brotaban llamas. Según las beatas, que llegaban muy temprano a la iglesia, afirmaban que Dios había permitido que esta bestia saliera del infierno para que los habitantes mantengan un buen comportamiento.

El aullido del perro encadenado era una señal de muerte

En las noches, se podía escuchar el fuerte viento que movía las hojas de los árboles y después del graznido de algún búho, se oían los fuertes aullidos del perro, según los cuencanos, aquellos que veían al animal seguro morían poco después del encuentro.

Las víctimas preferidas de este monstruo eran los hombres casados que aprovechaban la complicidad de la noche oscura, para encontrar algún romance fuera de su hogar.

Era muy conocido que los que tenían mal comportamiento, primero escuchaban un aullido de advertencia, después escucharían las cadenas y muy importante era saber que mientras más lejos se escuchaban las cadenas, más cerca estaba el perro endemoniado.

Finalmente, esta leyenda, quedó en la memoria de los cuencanos, que todavía conservan estas palabras, para recordar al perro encadenado.

El búho graznó,
el perro aúlla,
el indio muere;
parece chanza
pero sucede…

Video en Stop Motion de la leyenda "El perro encadenado"

El perro encadenado análisis de la leyenda

Refiriéndose a la leyenda del perro encadenado en cuanto al verso:

Cuando se escucha el aullido y el graznido, un indio muere; parece mentira, pero sucede. La leyenda del perro encadenado está dirigida a aquellos hombres de Dios y a aquellos que siguen los preceptos de la religión, pero desviándose del camino buscan amores fuera del hogar. Este relato intenta infundir temor en los frailes y en todos los hombres de aquella época.

La función fática de la leyenda es llamar la atención y generar temor, para que ningún hombre busque amores fuera del matrimonio, y para que los frailes no pierdan el camino de la religión.

La función conativa de la leyenda es persuadir a los hombres para que no salgan por las noches en busca de amores.

La función referencial de la leyenda pretende informar como si se tratara de un castigo divino. Cuando algún hombre está haciendo algo mal delante de los ojos de Dios, va a escuchar un aullido y un graznido, y estará en peligro de muerte.