Don Ramón Ayala y Sandoval, era un hombre muy adinerado, que se dedicaba a la buena vida. Pero, después de sus borracheras, pasaba por la Plaza Grande y se enfrentaba al gallito de la Catedral.
Cada día, Don Ramón seguía una muy rigurosa rutina: se despertaba a las 06:00 de la mañana, luego vestía su poncho de bayeta y se dirigía a desayunar su lomo asado, papas, un par de huevos fritos, una taza de chocolate, pan de huevo y el delicioso queso de Cayambe.
Después de comer su delicioso desayuno, se iba a la elegante biblioteca de su casona para rememorar y disfrutar de los recuerdos de sus antepasados. A continuación tomaba la siesta y posteriormente se daba una masaje con agua olorosa. Pasaba el resto del día en descanso y a la hora del almuerzo, mandaba a buscar a algún amigo para compartir los abundantes alimentos. A las 3:00 de la tarde, pasaba por la tienda de de la graciosa Doña Marianita, para disfrutar de las deliciosas mistelas (licor), en el tradicional barrio de San Juan.
¿Quién es el más gallo?
Una lección para Don Ramón
En na de esas noches de festejo, a Don Ramón se le pasaron los tragos. Como de costumbre, se fue a la Catedral para dirigir sus improperios al gallito. Pero sucedió entonces algo muy extraño, Don Ramón vio que de las anchas columnas de la iglesia, salía el gallito de las cúpulas; pero a medida que avanzaba iba creciendo extraordinariamente de tamaño.
Cuando estuvo cerca,el hombre quedó paralizado, los insultos de le quedaron atragantados en la garganta. El gallo alzó su enorme pata y rasgó con su espuela una pierna del desafiante caballero, que le hizo caer. Cuando se encontraba en el piso, el gallo volvió a atacar, levantó airado el pico y sentó un feroz golpe en la cabeza.
Aterrorizado Don Ramón, comenzó a suplicar al furioso animal que perdonara sus afrentas e insultos. Ante los ruegos, el gallo habló con una voz gruesa y ronca:
– Ramón, ¿prometes que no volverás a beber las mistelas de la Chola Mariana, ni ninguna otra?
– Lo prometo!, exclamó el noble.
– Prometes no lanzar injurias, ¿ contra el gallito de la Catedral, ni contra ningún ser humano?
– Lo prometo! Escúchame gallito, jamás volveré a tomar licor , ni volveré a ofender a nadie.
Después el gallo lo dejó ir y volvió tranquilamente a ocupar su lugar en la cúpula de la iglesia.
Ante semejante encuentro, el aristócrata, cumplió al pie de la letra todo lo prometido al gallo. Fue un hombre respetuoso con todos sus amigos y desconocidos y no volvió a tomar las mistelas.
El gallo de la Catedral de Quito Video
Resumen de la leyenda y sus personajes
Don Ramón Ayala y Sandoval era un hombre adinerado que llevaba una vida despreocupada. Sin embargo, su rutina diaria se veía interrumpida cuando se enfrentó al «Gallo de la Catedral» después de una de sus borracheras. Después de un desayuno abundante, pasaba el día descansando y disfrutando de la compañía de amigos. Por las tardes, se detenía en un barrio tradicional para tomar licor. Pero un día, el gallito de la veleta de catedral principal de Quito se transformó en un enorme gallo y lo atacó, dejándolo paralizado. Don Ramón prometió dejar de beber y de insultar al gallo. Desde entonces, cumplió sus promesas y se convirtió en un hombre respetuoso.
Personajes del relato
Don Ramón Ayala y Sandoval: Hombre adinerado que llevaba una vida despreocupada y se enfrentaba al «gallito de la Catedral» después de sus borracheras. Inicialmente arrogante y desafiante, pero luego aprende una lección importante.
Gallito de la Catedral: Un gallo que se encuentra en la Plaza Grande y es objeto de los insultos y desafíos de Don Ramón. Se transforma en un gallo gigante y ataca a Don Ramón, pero finalmente lo perdona cuando promete cambiar su comportamiento.
Vecinos y sacerdote de la Catedral: Los habitantes locales y el sacerdote de la Catedral que están cansados de los gritos y las provocaciones de Don Ramón.
Chola Mariana: Propietaria de una tienda en el tradicional barrio de San Juan, donde Don Ramón solía disfrutar de las mistelas (licor) por las tardes.