Joaquina, era una hermosa y joven mujer, que enamoró de un chofer, que viajaba por la vía que une Ambato con Píllaro. La joven vivía con tranquilidad, esperando con ansias el regreso de su esposo de cada viaje.
Un día Joaquina, salió a hacer las compras y escuchó que su esposo le era infiel. La joven sintió mucha rabia, no quería creer lo que había escuchado, pero la duda quedó sembrada en su corazón y ella cambió su actitud para siempre.
Joaquina, se volvió celosa y controladora, se fijaba la hora y el lugar al que su esposo debía viajar y contaba los minutos para su regreso. A pesar del empeño, en cuidar a su amado, él encontraba la forma de escaparse con sus conquistas. Joaquina lloraba, se enojaba y le suplicaba, que se portara bien; pero el chofer, no dejaba de ser un Don Juan.
Joaquina de Pillaro no pudo más con sus celos
Una noche, Joaquina, esperaba a su esposo, pero las horas pasaron y él no llegaba. La mujer, salió en la noche, cegada por los celos, a buscarlo. Al parecer, su mente ya no era lúcida, sus pensamientos no eran claros y llegó a la conclusión, de que la única manera de vigilar a su esposo, era mirarlo desde el cielo. Así que saltó al abismo, en la carretera, por donde circulaba su cónyuge.
Días después, encontraron el cuerpo de Joaquina, en la zona donde actualmente se encuentra el santuario de La Virgen, en la vía Culapachán-Píllaro.
Desde ese día, cuenta la leyenda, que su espíritu se aparece a los conductores traicioneros, que vuelven por esta carretera, cometiendo sus infidelidades. Les causa gran espanto, el espíritu, de la joven por lo que se producen varios accidentes.
Las cruces que se pueden ver a los lados de la carretera, indican las vidas que se han cobrado en este sector. Una de las tragedias, que ocurrieron, fue hace más de una década, por esta vía, viajaba un carro de músicos de la Policía Nacional. Por algún motivo perdió el control y sufrió un volcamiento, diez agentes perdieron la vida en esa ocasión.